Aunque ya hace años que Radar (Electronic Sounds Bar) cerró sus puertas, en concreto el 15 de mayo de 2010, aquí queremos dejar constancia de las actividades que durante más de trece años se desarrollaron en nuestro pequeño bar.

Quizás visto desde la lejanía del tiempo todo quede en una mera anécdota dentro del panorama electrónico en España y más concretamente en Madrid, pero ciertamente el momento y la idiosincrasia del propio bar supusieron una pequeña vía de apertura para muchos músicos, coleccionistas de música electrónica e incluso para curiosos, puesto que se abría un bar de copas muy diferente en todos los aspectos a lo que puede considerarse un bar convencional.

En primer lugar, no existía (y seguramente hoy en día tampoco exista) un bar orientado a difundir únicamente música electrónica, experimental o industrial alejada de los estándares más accesibles o bailables de la programación de los clubes. Y todo ello partiendo de la base que inicialmente se abría de martes a domingo, ofreciendo cada día una visión diferente de las distintas vertientes de la música electrónica y experimental. Básicamente cuando Radar abrió sus puertas, los lugares que había en Madrid donde se podía escuchar música electrónica se podían contar con los dedos de una mano, y en esos pocos casos se trataban de clubes que normalmente sólo abrían uno o dos días a la semana como Soma (orientado al techno), Nature-Midday (house) , o días puntuales (normalmente los jueves) en el Maravillas, donde se desarrollaban interesantes sesiones como las del 'Galax' dirigidas por Cocó (Silvania, Ciëlo), o sesiones de electro a cargo de Dj Waje. El resto de cosas reseñables se limitaban a citas casuales en los que en algún lugar (normalmente un club) se contrataba a algún DJ (habitualmente para realizar alguna sesión de techno), o sitios (también clubs o discotecas) para nostálgicos donde se seguía poniendo la misma música que en la década de los 80 intercalando synth pop con post-punk y derivados góticos.

En segundo lugar, Radar se planteaba desde la perspectiva de un coleccionista de música electrónica y de vanguardia más que desde lo que debiera ser un negocio de hostelería propiamente dicho. Aunque lógicamente se buscaba una consolidación del bar, en realidad lo más importante era difundir la música electrónica más atrevida y sin concesiones. Digamos que se trataba de que hubiese un bar de copas donde algunas personas pudiesen acceder a música que como mucho podrían escuchar sólo en sus casas si compraban los discos, ya que no existía ningún local que la programase. Hay que entender que cuando se abrió el bar en 1997 todavía no había llegado el boom de internet ni de los mp3, y el acceso a esta música era muy reducido porque aparte de tratarse de material de difícil audición y absolutamente minoritario, en la mayoría de los casos se publicaban sólo 500 o 1000 copias a nivel mundial.

Así pues, Radar inició su andadura teniendo una visión bastante radical e independiente de lo que se iba a programar musicalmente, intentando permanecer atemporal y alejado de modas y además ofreciendo una visión actual de todo tipo de música electrónica avanzada en su faceta menos accesible o bailable, aunque sin dejar de lado ciertas cosas más 'amables' de escuchar.

Y en tercer lugar, Radar (Electronic Sounds Bar) tenía una clara intención 'underground' alejada de los estándares 'mainstream' convencionales, por lo que siempre fue muy importante mantener una actitud colaboracionista con todo tipo de propuestas minoritarias ofreciendo un espacio donde poder desarrollar distinto tipo de actividades. De este modo abrimos nuestras puertas para hacer presentaciones de fanzines y magazines como 'Belio', 'HZ', 'Resonancias', 'Maldoror', 'Modo Brutto', 'Advertencia' o 'Self' entre otros. Colaboramos también con sellos discográficos alternativos como '12k', 'Geometrik', 'Audio Intruder Pain', 'Brainwaves', 'Red Musical' o 'Star Whores Records' realizando sesiones específicas e incluso lanzamientos discográficos.

También se llevaron a cabo otro tipo de actividades paralelas, como diferentes muestras de instalaciones visuales estáticas (TTOPT), dinámicas (Xflash), proyección de videocreaciones (VDj Playmovil) y cortometrajes (Maurizio Martinucci) o presentaciones previas de video-clips como los de I.P.D. y Proyecto Mirage. De hecho, Radar contó desde su inicio con la colaboración habitual de Antonio Tordesillas (fotógrafo y pintor) que realizó de forma habitual trabajos visuales y de decoración de espacios en el interior del local.

Además, Radar fue una puerta abierta a programas de radio alternativos (que no piratas) donde los intereses de las discográficas no eran contemplados, sino que la divulgación musical partía de una rigurosa selección personal y no mediatizada. Así, programas como "Virus" (Telemadrid Radio) u "Onda Sonora" (RVK primero y Radio Círculo después) tuvieron presencia en Radar en diversas ocasiones. Del mismo modo, tuvimos un importante vínculo con proyectos orientados a la difusión de música con licencias libres y Creative Commons, como fue la importante colaboración con 'Burn Station'.

Y una muestra más de nuestro espíritu asociativo y colaboracionista queda reflejado en el hecho de ceder el bar desinteresadamente como local de ensayo, como centro para sesiones fotográficas de artistas 'indie', e incluso para el rodaje de cortometrajes.

Pero incluso, más importante que todo lo dicho, fue el ofrecer nuestro bar a los distintos músicos que nos iban dejando sus 'demos' para que tuviesen un espacio donde mostrar sus creaciones. Así surgió la idea de los 'Live Acts'. Durante el tiempo que el bar estuvo abierto, llegamos a ofrecer casi setenta actuaciones donde hubo cabida tanto para artistas absolutamente desconocidos con material verdaderamente interesante como hasta músicos con decenas de trabajos publicados que realizaron directos exclusivos para Radar, en muchos casos con material inédito.

Kim Cascone (U.S.A.), Sogar (Alemania), Koji Asano (Japón), Big Toxic (España), Andreas Tilliander (Suecia), Groof (España), Alain Wergifosse (Bélgica), Vadim Tudor (España), Jorge Haro (Argentina), Paul Webb (U.K.), M.A. Ruiz (España), Most Significant Beat (Italia), Coeval (España), Esther Venrooy (Bélgica), Bauri (Suecia), Danieto (Chile), Cornucopia (Puerto Rico), Resonic (España), Zan Hoffman (U.S.A.), Ilios (Grecia), Pablo Reche (Argentina), Druhb (España), Roel Meelkop (Holanda) o Proyecto Mirage (España) son una muestra de ello.

Radar, también participó directamente en la edición de Cd's con fines exclusivamente divulgativos con extractos de dichas actuaciones, así como en la publicación de referencias de Coeval, No Vox o Jorge Bule, aunque probablemente haya sido 'Ballet Radar' el disco más representativo de todos. Este Cd, publicado en 1999, partió de una idea de Justo Bagüeste (I.P.D.) como homenaje a Radar. Más de una veintena de músicos electrónicos, ingenieros de sonido, compositores contemporáneos, disc jockeys e incluso periodistas, aportaron sus creaciones para formar un collage sonoro de más de media hora en un proyecto sin precedentes en el terreno de la música electrónica experimental en España.

Quizás por todo lo explicado anteriormente, un lugar tan pequeño y limitado a todos los niveles llegó a labrarse un prestigio insospechado no ya sólo a nivel nacional, sino fuera de nuestras fronteras. Medios de comunicación como Time Out, El Mundo, El País, ABC, ABarna, Self, Gum Tv, Tendencias, Intuitive Music, Diario 16, Guía del Ocio, Traxx… realizaron artículos sobre Radar (Electronic Sounds Bar) e incluso en algún que otro libro se llegó a tratar a nuestro pequeño bar como un lugar único, una especie de templo de la música electrónica.
Ciertamente siempre fue agradable y reconfortante el hecho de que nos tratasen tan bien desde los medios, pero a nivel personal lo más importante y mayor motivo de orgullo fueron otras cuestiones.

Por un lado, fue ver como incontables artistas de música electrónica de todo el mundo pasaba por Radar como clientes para tomarse una copa. Algo impensable para mí cuando se abrió el bar, ya que la gran mayoría eran mis propios referentes musicales.

Artistas como Jaki Liebezeit (Can), Jürgen Heckel (Sogar), Carsten Nicolai (Alva Noto), Zbigniew Karkowski, Kim Cascone, Peter Rehberg (Pita), Francisco López, Taylor Deupree, Arturo Lanz (Esplendor Geométrico), Martin Rev (Suicide), Marc Behrens, Burnt Friedmann, Frank Bretschneider (Komet), Mitchell Akiyama, Andreas Tilliander, Richard Chartier, Hazard, Kasper T. Toeplitz, Olaf Bender (Byetone), Saverio Evangelista (Esplendor Geométrico), Donacha Costello (Modul), Appliance, Amy Denio, Vicent Fibla, Lars Akerlund (miembro del colectivo 'Lucky People Center'), John Duncan, Javier Hernando, William Bennett (Whitehouse), Ivan Pavlov (CoH), Kenneth Kirschner, Maurizio Martinucci (MSB, Clock DVA), Tetsuo Furudate, Carl Michael Von Hausswolff ... e incluso los máximos responsables de algunas discográficas como Mike Harding ('Touch/Ash International'), Satoshi Morita ('Gift Records'), Stefan Alt ('Ant-Zen'), o la responsable de promoción de 'Mute', entre otros muchos, visitaron Radar como clientes e incluso ofrecieron en algún caso sesiones personales específicas para la ocasión.

Haber podido estrechar la mano y conversar con ellos en mi propio bar es algo que no tiene precio y que afortunadamente siempre estará en mi memoria.

Pero, ciertamente, si hubo algo importante y verdadero motivo de orgullo (mucho más que la música electrónica) fue algo llamado amistad.

Tal vez sea más frecuente de lo que pienso, aunque tengo mis dudas. En Radar (Electronic Sounds Bar) se empezaron a dar cita una serie de personas que compartían una necesidad vital de relacionarse con gente con la que compartían gustos musicales, aficiones e intereses más o menos minoritarios y que no disponían de un lugar donde compartirlas. Lo que comenzó siendo una relación de 'cliente-empresario', acabó siendo una relación de amistad. No ya sólo a nivel personal, sino a nivel de los propios clientes entre sí.

Han transcurrido veinte años desde la inauguración de Radar, y una gran mayoría de mis amigos de hoy en día, a pesar de la distancia geográfica, siguen siendo las personas que conocí gracias a mi propio bar.

De esta simbiosis surgió la idea de proporcionar una visión distinta de la música electrónica cada fin de semana, y así fue como DJ Flossy (Jesús Martín), Groof (Roberto Gemelín), y CJitter (Juan Carlos Blancas), se convirtieron en los programadores musicales residentes los viernes y sábados. En los últimos años del bar también estuvieron encargados del audio DJ Posh (Andrés Abadíe) y ocasionalmente Vadim Tudor (Javier Rincón). Además, los domingos nos acompañaron 'XIII' (Alberto Hdez. Serradilla) y Scumearth (Alonso Urbanos) para ofrecer la vertiente más áspera, tenebrosa, ruidista, hiriente y radical de la electrónica. Y claro, también tengo que recordar a Antonio Tordesillas que durante varios años se encargó de ayudarnos con las decoraciones del bar y de dejar constancia audiovisual de las actividades que realizábamos.

Todos ellos, junto a Adolfo G. Yagüe (máximo responsable de Ccäpitalia.net y por ende de esta web) formaron parte fundamental de esa aventura que fue el Radar (Electronic Sounds Bar). Y, por supuesto, también todos los clientes que con su apoyo permitieron que durante más de trece años nos mantuviésemos fieles a unas ideas y a una forma diferente de ver las cosas.

Todavía hoy está presente en mi memoria el mayor halago que alguien hizo al bar, cuando una clienta me comentó que Radar era el único sitio que conocía donde, al entrar, se podía percibir y sentir que todo lo que sucedía allí era 'de verdad'.

Tal vez ese fuese el verdadero 'espíritu del Radar'.

 

Jesús Sevillano (aka Sevi)
radar.bar@ccapitalia.net

Arequipa, Perú
Noviembre 2016

 

 

Filosofía e
Historia de Radar

 

 

 

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